Las Escrituras y las buenas obras. A. W. Pink

Posted: by Jóvenes Comprometidos con Cristo in
0

En algunos puntos la parte de la fe, aunque no ha sido nunca negada, ha sido rebajada, a causa de su celo en dar más importancia a las buenas obras. En otros círculos, que se consideren ortodoxos (y es a éstos que consideramos aquí principalmente), sólo muy raramente se asigna a las buenas obras su lugar propio, y sólo con muy poca frecuencia se insta a los cristianos profesos a mantenerlas con firmeza apostólica. No hay duda que esto es debido a veces al temor de dar bastante importancia a la fe, y animar a los pecadores en el error fatal de confiar en sus propios esfuerzos antes que en la justicia de Cristo. Pero, estos temores no deberían estorbarnos el declarar «todo el consejo de Dios». Si el predicador habla de la fe en Cristo como Salvador de los perdidos, debe dejar bien establecida esta verdad, sin ninguna modificación, dando a la gracia el lugar que el apóstol le da en su respuesta al carcelero de Filipos (Hechos 16:31). Pero, si el tema son las buenas obras, no ha de ser menos fiel y no ha de omitir nada de lo que dicen las Escrituras; que no olvide la orden divina: «Quiero que insistas con firmeza para que los que han creído a Dios procuren ocuparse en buenas obras» (Tito 18).

Este último pasaje de la Escritura es el más pertinente para estos días de flojera e indulgencia, de profesiones inválidas, y jactancias vacías. Esta expresión «buenas obras» se encuentra en el Nuevo Testamento en singular o en plural no menos de treinta veces; con todo, dada la rareza con que muchos predicadores, que son considerados sanos en la fe, usan, insisten y amplían este tema, muchos de sus oyentes llegarían a la conclusión que estas palabras aparecen sólo una o dos veces en toda la Biblia. Hablando a los judíos sobre otro tema, el Señor dijo: «Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre» (Marcos 10:9). Ahora bien, en Efesios 2:8-10, Dios ha unido dos cosas vitales y benditas, que nunca deberían ser separadas en nuestros corazones y mentes, y sin embargo son separadas con frecuencia en el púlpito moderno. ¿Cuántos sermones se predican sobre los dos primeros versículos, los cuales declaran claramente que la salvación es por la gracia por medio de la fe y no las obras? Con todo cuán raramente se nos recuerda que la frase que empieza con gracia y fe, es sólo completada en el versículo 10, donde dice: «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús, para buenas obras, preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.»

0 comentarios: